Waldo Mendoza, doctor en Economía y docente de la Universidad Católica, consideró que el sector agroexportador requiere de flexibilidad laboral casi absoluta por la estacionalidad de sus actividades.
En ese sentido, dijo, las políticas implementadas en el 2000 y que se concretaron en la Ley de Promoción Agraria han dado sus frutos y debe ser defendida, sobre todo en el aspecto laboral.
“Incluso pensaría que este régimen laboral podría extenderse a otros sectores de la economía. La prueba es que el empleo en este sector ha crecido más que en otros; los salarios han crecido más”, dijo.
“A mí me hubiera gustado que el Ejecutivo defienda esta propuesta, que prepare su propuesta, porque en una de esas nos quedamos con un solo motor y ahí sí vamos a ser primarios exportadores únicamente, y con la historia del empleo digno vamos a desaparecer un empleo, que no sé si sea indigno, pero es mejor que en otro sectores”, agregó.
Indicó que la norma podría ser ajustada en cuanto al Impuesto a la Renta y el aporte a Essalud, para que se adecuen al régimen general, pero “no tocaría para nada la legislación laboral, que es la variable explicativa de este boom”.
Advirtió que el futuro del sector agroexportador no está completamente asegurado, porque al haberse convertido el país en un actor importante a nivel mundial y jugar en las grandes ligas, se van a encontrar trabas en el camino, y se requiere firmeza para defender al sector, pero también urge buscar un tercer motor que impulse la economía (ver nota central).
El BCR reportó en su último informe de inflación que el número de trabajadores bajo el Régimen de Promoción Agraria ha crecido en 160% en los últimos siete años, pasando de 147,000 a 382,000 trabajadores. También dijo que los sueldos en el sector han aumentado en 2.3% al año.