Entre el 2017 y junio 2021, el Gobierno central destinó más de S/ 101 millones en la construcción de qochas, zanjas y reforestación en 14 regiones.
Donde hay agua, hay vida. Es así que, desde hace más de 20 años, cientos de comunidades de las zonas altoandinas han logrado rescatar técnicas ancestrales para conservar el recurso hídrico necesario para abastecerse durante el tiempo de sequía, que se prolonga cada vez más producto del cambio climático.
No fue, sin embargo, hasta el 2017, tras la conformación de la unidad ejecutora Sierra Azul, adscrita al Ministerio de Agricultura, que se rebautizó ‘oficialmente’ esta práctica como ‘siembra y cosecha de agua’.
Esta denominación proviene de la propia práctica: las comunidades aplican diversas técnicas –como la reforestación con plantas nativas, pastos, zanjas de infiltración o la construcción de qochas en las cabeceras de cuenca- para que el agua de la lluvia se infiltre (siembra) a la capa feátrica de los cerros y luego se deposite en los acuíferos, ojos de agua o humedales.
Así, el siguiente paso es la cosecha del agua que, una vez almacenada, se conduce a los campos a través de sistemas de riego o microreservorios (ver infografía).
“Hemos juntado la tecnología ancestral con la actual, a través de la construcción de qochas con núcleos de arcillas y piedras, y la implementación de un dique y una válvula de control de agua para preservar el área de humedales, que permita el pastoreo de las alpacas”, explica la ingeniera Tulia García, directora del Centro de Desarrollo Agropecuario-CEDAP en Ayacucho, donde han logrado ejecutar 41 proyectos bajo la metodología pachamamanchikta waqaychasun (cuidemos nuestra madre tierra).
Esta es la ruta hídrica, tan necesaria en tiempos en que las lluvias son cada vez más esporádicas e impactan directamente en los ingresos de las comunidades altoandinas, pues sin agua la mortandad de sus animales, cuya carne venden para vivir, se dispara.
Inversión
Según data del programa Sierra Azul, entre el 2017 y junio del 2021, se han invertido, desde el gobierno central, S/ 101 millones 515.842 soles en la construcción de qochas, zanjas de infiltración, así como de reforestación en 14 regiones del país, entre ellas, Lima, Ayacucho y Cusco, beneficiando a 15.520 familias en situación de pobreza y extrema pobreza.
Pero también hay proyectos financiados con recursos de los gobiernos locales. Una de estas experiencias nos lo cuenta el ing. Cosme Checya que trabaja con la Municipalidad Distrital de Colquepata, en Paucartambo (Cusco), donde se han instalado cuatro represas pequeñas, valorizadas cada una en S/ 300.000, y acumulan hasta 40.000 m3 de agua, que alcanza para regar ocho estadios, señala.
“Cuando recién se le explica a la población sobre este proyecto ellos piensan que no va a funcionar, recién cuando empiezan a sentir el impacto de la siembra de agua tienen un mayor interés. En la región hay muchas localidades que están apostando por estas técnicas parv a el desarrollo rural”, dice Checya a La República.
Efectivamente, al mejorar el ingreso económico y el acceso a un recurso indispensable para garantizar las siembras, más jóvenes que, durante la pandemia regresaron a sus comunidades, están apostando por quedarse y continuar con la actividad agropecuaria, pero en mejores condiciones.
Recomendaciones
Los especialistas aconsejan optar por la captación del agua a través de la instalación de árboles nativos, pues ayudan a infiltrar el agua 16 veces más que los pastos, aunque estos últimos son necesarios para la alimentación de los animales.
Asimismo, Checya como la ingeniera García han solicitado al Gobierno cambios en los requisitos que se solicitan a través del Invierte.pe para acceder a financiamiento que permita instalar más qochas, pues estos elevan los presupuestos de forma innecesaria.
Práctica de interés nacional
En junio del 2019, en el marco del segundo pleno agrario, el Congreso de la República declaró de interés nacional la siembra y cosecha de agua para asegurar el recurso hídrico en las partes altas y medias de las cuencas.
En tanto, este año, la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) resaltó la experiencia peruana sobre la siembra y cosecha de agua como una de las mejores del mundo, al considerar que el diseño de las qochas tienen una vida útil de 100 años.
La meta del gobierno es que al 2025 se logre optimizar el uso eficiente del agua, con el objetivo de duplicar el 30% de lo que se aprovecha actualmente.
Las cifras
40.000 metros cúbicos de agua almacenada alcanza para el riego de 8 estadios aproximadamente.
S/ 300 mil se invierte, como mínimo, en una qocha.
FUENTE: La República