Hasta octubre, las exportaciones aumentaron 20% en volumen y 28% en valor, pero el 2023 es una incógnita por la falta de urea.
En los últimos años, la aceituna se ha mantenido como un cultivo de mediana producción en el Perú que en el último quinquenio ha tenido un crecimiento significativo en el exterior. Si bien dentro de la canasta agroexportadora peruana figura en el puesto 21 y ello puede parecer poco alentador, el Perú ostenta el puesto 10 como exportador global de aceitunas.
Y el futuro inmediato parece promisorio para el fruto del olivo, pues el resultado final del 2022 también resultará positivo. Hasta octubre, las exportaciones de aceituna sumaron 40,660 toneladas por un valor de US$ 50 millones. Esto representó un crecimiento del 20% en volumen y 28% en valor. Por tanto, se podría esperar que, a falta de dos meses para finalizar el año, la tendencia de crecimiento se mantenga.
PRINCIPALES DESTINOS
La crisis logística actualmente determina el curso de las importaciones en gran parte del mundo. El elevado costo de los fletes ha provocado que los compradores opten por importar sus productos de aquellos proveedores más cercanos. Para el caso de la aceituna peruana, este fenómeno le generó cierto beneficio en mercados como el brasilero y estadounidense, dos de los más grandes consumidores de aceituna. En ese contexto, los principales destinos de la aceituna peruana hasta octubre del 2022 fueron Brasil (54% de participación), Chile (23%) y los Estados Unidos (12%).
En el caso del Brasil, las remesas sumaron 20,118 toneladas por US$ 27 millones, 75% más en volumen y 67% más en valor en comparación a similar periodo el año pasado. En este mercado, el precio promedio fue de US$ 1.35 por kilogramo, 4% menor. Brasil es uno de los mayores mercados del mundo que aumentó el consumo de la aceituna y sus derivados en los últimos años. La lejanía de los principales productores del mundo, como España y Egipto, en un contexto de menor frecuencia de naves y mayores costos logísticos, llevó al gigante sudamericano a aumentar su importación de países productores más cercanos, como Argentina y el Perú. Hasta octubre, los envíos de procedencia egipcia al Brasil retrocedieron en más del 50% y ese espacio fue copado por estos dos proveedores.
En cuanto a los envíos hacia Chile, alcanzaron las 15,869 toneladas por US$ 12 millones, 16% menos en volumen y 18% menos en valor. El precio que se pagó por la aceituna peruana fue de US$ 0.73 por kilogramo, 2% menos. Y ha sido el bajo precio pagado en Chile lo que motivó a los exportadores peruanos a desplazar la aceituna hacia otros destinos más rentables como Brasil.
Los envíos hacia los Estados Unidos, por su parte, sumaron 2,078 toneladas por US$ 6 millones, 9% mayor en volumen y 8% mayor en valor. El precio que se pagó en este mercado fue US$ 2.88 por kilogramo, 1% menos que el periodo anterior. En este destino, además del problema logístico, los envíos españoles llevan arrastrando un grave problema de aranceles elevados desde el 2018, lo cual limita mucho su competitividad. La imposición de una tasa del 35% a la aceituna negra española, justificada en un subsidio que percibe, produjo una reducción constante de sus despachos. Y si bien a finales del 2021 la Organización Mundial del Comercio dictaminó que esta medida era ilegal, no se ha retirado la tasa y se ha pasado el litigio a un cuestionamiento en los tribunales estadounidenses, con cierta incertidumbre sobre el resultado final. Todo este proceso desplazó a la aceituna española, permitiendo el ingreso de la aceituna griega e italiana.
PANORAMA EN EL MERCADO INTERNACIONAL
La crisis de los contenedores no es la única que explica la caída de la aceituna española y egipcia. Ambos países arrastran problemas productivos desde el 2021. Por el lado de España, lleva acumulando un grave déficit hídrico al que se ha sumado una fuerte ola de calor. Esto ha provocado que las principales regiones productoras, como Andalucía y Sevilla, presenten las temporadas de cosecha más cortas del siglo. Los españoles han sabido amortiguar esta crisis con el stock obtenido en campañas anteriores. Sin embargo, se espera que, debido a la baja producción de este año, la exportación se reduzca drásticamente para el 2023, abriendo una gran oportunidad para el producto peruano.
Por el lado de Egipto, lleva una racha de baja producción en los últimos dos años, debido a la inclemencia del clima, por lo que ha optado por encaminar sus menores envíos a regiones donde puede obtener mejores precios. Sin embargo, se espera que este país del norte de África estabilice su producción para finales del año y pueda ir retomando los espacios que ha dejado desatendidos.
¿Pero podrá el Perú aprovechar estos espacios? En parte. Lamentablemente el Perú enfrenta hoy un problema a nivel productivo que limitará su cosecha 2023: la escasez de urea. Las áreas de cultivo de aceituna alcanzaron las 43,000 hectáreas en el Perú durante el 2021. La región líder fue Tacna, con alrededor de 35,000 hectáreas (81% del área total); seguida de Arequipa, con 4,180 hectáreas (10%); e Ica, con 1,690 hectáreas (4%). En su gran mayoría, necesitan de urea nitrogenada como parte de los fertilizantes usados en el cultivo. Como el Estado peruano no ha podido solucionar el abastecimiento de este y otros fertilizantes, se ha puesto en riesgo la producción y las existencias para el 2023. Aún es pronto para ver el efecto, pero en los próximos meses se irá evidenciando el tamaño del problema.
FUENTE: Fresh Fruit